La pena me queda grande, la siento como un feroz alien que golpea con fuerza demoniaca por salir del centro de mi pecho.
Salgo a pesar de la lluvia, mi habitación y toda la casa me ahogan.
Llueve fuerte, me meto a una galería comercial para protegerme sólo por un rato, en un local veo una oferta de bonitos y coloridos paraguas, pero salgo con el clásico paraguas negro.
Lluvia y viento, la caída natural de las hojas de los árboles ocurrirá en pocos minutos. Camino en contra del viento llevando como escudo mi paraguas, camino hacia el solitario mirador de otros tiempos.
La vieja estación de trenes remodelada, blanca y con su techo de cobre color verde. Más acá se ha instalado un juego de entretenciones, ¿quién podría no tener recuerdos de infancia asociados a estos carruseles?... la línea del tren, la casa del maquinista... todo sigue igual detrás de esos pastizales, ¡tan lejos y tan cerca de la rutina de la ciudad! Tras mío la esquina y su casa de dos pisos, siento mucho frío, la lluvia y el viento no dan tregua y yo pongo toda mi rabia en mantener firme mi paraguas. La hojas vuelan, la tarde cae detrás de los cerros de la costa, mi pena también se va diluyendo. Tomo el atajo de la escalera y vuelvo hacia la ciudad con sus luces y olvidos.
Salgo a pesar de la lluvia, mi habitación y toda la casa me ahogan.
Llueve fuerte, me meto a una galería comercial para protegerme sólo por un rato, en un local veo una oferta de bonitos y coloridos paraguas, pero salgo con el clásico paraguas negro.
Lluvia y viento, la caída natural de las hojas de los árboles ocurrirá en pocos minutos. Camino en contra del viento llevando como escudo mi paraguas, camino hacia el solitario mirador de otros tiempos.
La vieja estación de trenes remodelada, blanca y con su techo de cobre color verde. Más acá se ha instalado un juego de entretenciones, ¿quién podría no tener recuerdos de infancia asociados a estos carruseles?... la línea del tren, la casa del maquinista... todo sigue igual detrás de esos pastizales, ¡tan lejos y tan cerca de la rutina de la ciudad! Tras mío la esquina y su casa de dos pisos, siento mucho frío, la lluvia y el viento no dan tregua y yo pongo toda mi rabia en mantener firme mi paraguas. La hojas vuelan, la tarde cae detrás de los cerros de la costa, mi pena también se va diluyendo. Tomo el atajo de la escalera y vuelvo hacia la ciudad con sus luces y olvidos.
2 comments:
Galatea: a todos nos queda grande la pena.
Un abrazo
La mujer a la que no le gusta el viento ..salió a luchar contra él y yo diría , con él .
saludos Gala .
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