Siento que en mi habitación me estoy perdiendo vivir una tarde, entonces venzo a la inercia del desgano y salgo a la calle en busca de algo que me asombre bellamente. En principio me voy mirando los jardines con sus colores, formas, volumen, respiro los aromas... Por antigua costumbre me paro frente a las portadas de los diarios que cuelgan en el primer quiosco con el que me cruzo, en una transitada esquina, leo los titulares, lo de siempre: mensajes engañosos, banales y vacíos. Reanudo mi marcha. Miro de reojo los jeans gastados y poleras con estampados tipo "batik" que cuelgan al otro lado de una vitrina, esto se repite en la tienda de al lado, paredes con papeles pegados, clases de yoga y tarot, recital de rock nacional, las palomas me dan asco, piso fuerte para espantarlas. Sigo pensando en esto y lo otro. Levanto mi vista para leer el letrero con el nombre de la calle, todavía no me aprendo los nombres de esta ciudad donde habito, un hoyo peligroso que alcanzo a saltar. Algo nuevo debe haber, algo nuevo debe estar ocurriendo. Una sonrisa, una manera diferente de caminar, una espalda con una mochila de diseño novedoso, la mirada triste de un perro callejero, la música de un tango tocada por un acordeón a lo lejos, el pitito de un semáforo que avisa color verde para cruzar y el auto amarillo que se detiene frente el paso de cebra con sus franjas ya gastadas, la cuneta que hay que subir, el basurero de la izquierda que cuelga con su fondo roto, el vendedor que me ataja para ofrecerme sus bolsitas con gomitas de menta azucarada, la pequeña que camina de la mano de su madre y se voltea curiosa para mirarme, las mesas del café en plena vereda que hay que sortear para no chocar torpemente, un árbol de aspecto cansado, la hilera de autos estacionados y el cuidador de mirada atenta, con su máquina registrando patentes y horas, corriendo a lo largo de la cuadra para cobrar a los que van partiendo, una mujer parada a la entrada de una farmacia, con voz de lástima me ruega que le compre una tira de parche curitas, otro cruce de esquina, me detengo frente a la vitrina de una óptica... algo importante y bello tiene que estar pasando y yo simplemente no lo veo.
Slow Moscow (ART) from Andrey Stvolinsky on Vimeo.
http://vimeo.com/6344564
3 comments:
La ciudad, a la que describes perfectamente, nos impide ver lo bello a veces. Pero, tienes razón, algo bello tiene que estar pasando. Será cuestión de seguir intentándolo.
Me gustó mucho este texto.
Besos
Caminas pre-
ocupada, que es un estado
de espectación y alerta,
de mirada y des-
hacer. Caminas por tí.
Vine porque el blog me anunciaba una nueva entrada tuya, de música italiana. Algo pasó...
Aprovecho y te dejo un abrazo
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