Thursday, May 22, 2008

Fragmentos Urbanos...















Me gusta acercarme a la ventana y mirar hacia el frente.
A lo largo corre la línea del tren, a la derecha alcanzo a ver la estación, hoy con su fachada blanca, luciendo el cartel del "Museo interactivo", (en mis recuerdos vieja y abandonada). Paralelo a la línea corren los autos hacia y desde "Ovejería".
Ayer, entremedio de estas dos cosas de todos los días, instalaron un juego de diversiones: el "TAGADÁ", LA TETERA CON SUS SEIS TACITAS, ELEFANTITOS DUMBOS, EL CARRUSEL CON SU DOBLE FILA DE CABALLITOS, al fondo, EL CASTILLO DEL TERROR...
La mujer de la esquina ha cruzado hacia el mirador, hace rato que aguanta con fuerzas, ¿o ira?, su paraguas, inclinándolo en contra del viento y la lluvia. El paisaje se ha pintado de amarillo con tantas hojas. Ella resiste en posición firme, con su mirada hacia la avenida, los juegos y la línea. Siento la humedad y el frío en su ropa y me estremezco. Mi mirada pasa por sobre el ir y venir de los autos y se detiene en los juegos de mi niñez y en la línea cubierta de maleza, ella con su frío y yo con mi tibieza. Su porfía me tiene anclado. ¿qué espero?... ¿el pito de una vieja locomotora?, ¿la noche con sus guirnaldas de luces girando? ... ¿que ella se voltee y mire hacia la ventana?... otra vez siento el escalofrío de su frío y no me muevo cuando desaparece por la escalera hacia la avenida.
Alguien enciende la luz de la habitación y me pide que cierre las cortinas.

Sunday, May 18, 2008

¿una CAMINANTE?...


... todos somos caminantes en esta vida.
Y mientras camino observo.
Por momentos me detengo, intercambio impresiones, sentimientos, pasiones... algunas veces con algunos desvíos en mi ruta inicial.
Mi "Yo" observa asombrado, incrédulo, acongojado, furioso... con el tiempo fui aprendiendo a no involucrarme con cada puesta en escena, los personajes siempre andan buscando amarrar al espectador eternamente a la butaca.

Lo visto y vivido queda en mis recuerdos, con más o menos fuerza, y no logro despojarme de manera absoluta y definitiva de esta pretérita carga. Es mi verdadero patrimonio, lo demás pasa como las imágenes borrosas desde un tren en consolidada carrera.

"Yo" caminando junto a ti, mientras me vas contando con ansioso entusiasmo la película "Valparaíso mi amor" y miro de soslayo tu rostro alegre, me cantas "...
del cerro Los Placeres yo me fui al Barón..."
Y cómo he caminado por esas retorcidas calles de adoquines y escaleras, imaginándote a mi lado como nunca ha sido hasta ahora.


"Yo" otra vez, caminando por ese caracol con cientos de tiendas de moda, triste, desesperanzada y ¡con sólo 19 años! ... en el telegrama me decías "Ya pasó mi mala etapa" (volvamos, perdóname, dame otra oportunidad, te amo, reconozco mi error... no me dejes al borde del camino). Sacudo mi brazo, trato de zafarme de tantos esmirriados fantasmas.

Recuerdo otro de sonrisa radiante, cuánta energía y alegría para sus acompañantes, la mayoría femeninas. Un mito, la envidia y la rabia para los varones. "La curiosidad mató a esa mujer de mirada gatuna".

Hago un barrido con la mirada por el estante con libros, cajitas, casetes, CD, perfume, fotos, un espejo... suma y sigue, entre tantas cosas, polvo. Creo no sentir apego por nada de ellas.

Y sigo mi camino, cargando sólo "esmirriados" fantasmas.

Saturday, May 03, 2008

En el Café MosQueto

Te llamo. Santiago tiene sabor y aroma a ti. Marco tu número, dudo con los últimos tres. Santiago y sus cafés.

“Desde la terraza del café miro trémulamente hacia la vida. Poco veo de ella, salvo el bullicio”.



Pido un cortado y una media luna, cosas que en este momento me parecen lo mejor del mundo.


Marco otra vez el que creo que es tu número pero escucho el mismo pitito.

Atiendo al decorado del local, han hecho en un rincón algo como un viejo estudio con una variada biblioteca, bonita manera de ofrecer los libros de filosofía, literatura y arte, Un sillón de cuero oscuro, una mesita, una lámpara de pie con su suave luz amarilla. Comienzo a beber el café.


Mi tiempo es justo, no puedo ceder a la tentación. Pero sigo insistiendo con tu supuesto número telefónico, nada pierdo, ni el orgullo de haber cedido a la tentación de los recuerdos, la culpa es de este café, su mañana nublada y estos minutos de más.

“Un marasmo como un comienzo de borrachera me aclara el alma de las cosas. Fuera de mi transcurre, en los pasos de los que pasan, la vida transparente y unánime”

Llamo y escucho tu voz que de inmediato reconoce la mía
–¡Justo a tiempo me has llamado, a tiempo para salvarme de este frío y tedioso día!-

“En este momento, los sentidos se me han paralizado y todo me parece otra cosa: mis sensaciones son un error confuso”

Los acordes de un piano, me devuelven el aroma y la tibieza del café.
-Yo no salvo a nadie, ni a mi misma-

“Abro las alas y no me muevo, como un cóndor ficticio.
Hombre de ideales como soy,
¿quién sabe si mi mayor aspiración no es realmente permanecer siempre aquí, sentado a esta misma mesa de este café?”
(Fernando Pessoa)