Tuesday, August 24, 2010

Padre

Así caminaban el Padre y el Hijo
en los atardeceres de provincia.
Tenían mucho que decirse, pero nada que hablar
en esos atardeceres de provincia.
De la casa natal al cementerio
donde yacían amigos y parientes
era en las vacaciones del hijo
el Padre miraba sus buenas notas.
¿De qué hablaban? Me gustaría recordarlo.
Sólo me acuerdo de que los vi al anochecer
entrando a un clandestino
donde jugaban a la escoba y tomaban cerveza.
Hablaban sin palabras. Su pasos eran sílabas
que rimaban un afán de saberse ellos mismos.
El nunca dijo que lo admiraba
y él nunca lo mostró con orgullo.
Pero estuvieron juntos todas esas vacaciones
y yo acompañé sus lentos y solitarios pasos
desde la casa del Lar hasta el cementerio
y el ritual de cerveza en los clandestinos.
Nunca más los veré juntos. Estoy condenado a muerte
y ellos al exilio. ¿Qué puedo hacer si no
decir que todas las tardes vi caminar a un
Padre con su Hijo?

(Poema inédito, escrito durante el régimen militar que rigió Chile por 17 años, según el poeta Francisco Véjar, quien en un trabajo en la Revista de Libros, Empresa El Mercurio S.A.P., Santiago de Chile, 5 de Marzo de 2000, lo menciona como inédito de Jorge Teillier)

estoy escuchando mi radio "Valentín L." el programa Caja de Pandora, con mucha música experimental, mientras termino una sopita, como una enferma en cama, pero estoy bien y sobre todo lo que estoy viviendo o mejor dicho, sobre lo que pronto voy a vivir, pienso... ¿escribir un homenaje a ese padre "a medias", sobre lo que alcanzó a darme... mi gusto por la lectura, mi forma de escribir, mi gusto por la música clásica, la pintura, el cine, la costumbre de patiperrear por cualquier lugar, la capacidad de asombró que cultivó en sus pequeñas hijas... la duda, trasgredir (claro que siempre desde su óptica de lo que podía ser bueno o malo)?... y ese sueño imposible de ser bailarina. Ahora el yace en la cama de un hospital.