Sunday, July 04, 2010

Air-otica



Cine, cine, cine… más cine por favor –cantaba Eduardo Aute-
Esta película fue como una venganza. Ahora supongo que él quiso “darme una oportunidad de arrepentimiento y reconciliación” (se había enterado y no me lo iba a perdonar) pero mi joven orgullo era demasiado grande. Alcanzó a comentarme que la película que íbamos a ver era buena, que era un musical con temas de jazz y que tenía una buena crítica, después de esto continuamos en un rotundo y odioso silencio. Así, nos acomodamos en las butacas y comenzó “Hall That Jazz”. Hasta que llegó esta escena, él no se lo esperaba y yo, gratamente sorprendida, sentí que la victoria era mía. Entonces todo se volvió vertiginoso, en lo que se proyectaba y en mi conciencia. Por primera vez salimos del cine sin hacer comentarios y más distantes que nunca. Ese día supe que no podía estar tan equivocada y que habían otras historias, otras miradas y otros caminos que andar.  

Friday, July 02, 2010

MaNías.


Hace tiempo que me ando topando con las tazas de café o té a medio beber que voy dejando por ahí. En estos días quebré torpemente las dos únicas tacitas pequeñas de café que tenía, del tamaño justo para beber café sin aumentar mi gastritis. Una de esas tacitas tenía un encantador paisaje porteño, mostrando casas colgando y un ascensor.
Tazas con el sagrado conchito oscuro sobre el velador, entre el perro de peluche, la foto de M & M y la cajita donde guardo las llaves y boletas; en una esquina del mueble del televisor; debajo de la mecedora; sobre el mueble de cocina, entre la sal y el azúcar; sobre la mesa junto a las llaves del auto o en una repisa que tengo en el baño... ahora, cuando me voy encontrando con esto me acuerdo de ti: "¡DESORDENADA!" -escucho tu voz- pero yo soy un ejemplo de orden en mi familia, si señor, a pesar de las tacitas repartidas por éi departamento y del lío con mis sábanas mientras duermo, en serio, haz una encuesta y cuéntame como te fue (Los Prisioneros)
Lo de dejar las tacitas por ahí es fácil de explicar: me gusta sentarme a hacer cosas con una taza de café, leer, escribir en el computador, cocinar, pintarme en las mañanas frente al espejo del baño... y me distraigo, me paro y me olvido del café a medio tomar.
DISTRAIDA pero no desordenada, si un día vienes a mi departamento, verás que la mesa del comedor no está llena de papeles, libros, chocolates, lápices, etc.; que no hay polvo en los muebles, lámpara de entrada...; que en el refrigerador no guardo alimentos (queso) en mal estado, etc. Pero te quiero igual te quiero mucho, mucho, a pesar de TU DESORDEN.