Friday, July 02, 2010

MaNías.


Hace tiempo que me ando topando con las tazas de café o té a medio beber que voy dejando por ahí. En estos días quebré torpemente las dos únicas tacitas pequeñas de café que tenía, del tamaño justo para beber café sin aumentar mi gastritis. Una de esas tacitas tenía un encantador paisaje porteño, mostrando casas colgando y un ascensor.
Tazas con el sagrado conchito oscuro sobre el velador, entre el perro de peluche, la foto de M & M y la cajita donde guardo las llaves y boletas; en una esquina del mueble del televisor; debajo de la mecedora; sobre el mueble de cocina, entre la sal y el azúcar; sobre la mesa junto a las llaves del auto o en una repisa que tengo en el baño... ahora, cuando me voy encontrando con esto me acuerdo de ti: "¡DESORDENADA!" -escucho tu voz- pero yo soy un ejemplo de orden en mi familia, si señor, a pesar de las tacitas repartidas por éi departamento y del lío con mis sábanas mientras duermo, en serio, haz una encuesta y cuéntame como te fue (Los Prisioneros)
Lo de dejar las tacitas por ahí es fácil de explicar: me gusta sentarme a hacer cosas con una taza de café, leer, escribir en el computador, cocinar, pintarme en las mañanas frente al espejo del baño... y me distraigo, me paro y me olvido del café a medio tomar.
DISTRAIDA pero no desordenada, si un día vienes a mi departamento, verás que la mesa del comedor no está llena de papeles, libros, chocolates, lápices, etc.; que no hay polvo en los muebles, lámpara de entrada...; que en el refrigerador no guardo alimentos (queso) en mal estado, etc. Pero te quiero igual te quiero mucho, mucho, a pesar de TU DESORDEN.