Saturday, June 30, 2007

Viaje a Puerto OCTAY

Acabo de leer el cuento “El diota” de Cortazar y lo he encontrado maravilloso. Maravilloso ser idiota, darse cuenta y olvidarlo pronto para volver a ser otra vez un idiota... Y yo me siento como idiota porque me siento feliz de estar así como estoy: sola en mi pequeña cabaña-pieza, con todo el tiempo para leer y entusiasmarme con la lectura y la escritura de... cualquier idiotez, como la de contarte que me dieron ganas de levantarme mañana temprano y partir a Puerto Octay.
Me entusiasma la idea de subir a la iglesia y pararme desde su portal para mirar hacia el pueblo, hacia el lago Llanquihue, hacia los verdes campos... hacia el cielo y respirar profundo toda la felicidad, que sólo un idiota puede sentir con una profunda emoción.... bajaré corriendo, sintiendo el viento frío y la cosquilla de la alegría infantil de un idiota. Caminaré por los jardines de la pequeña plaza, cruzaré al café que está al frente y que ofrece sabrosos churrascos y kuchenes. De aquí es la cerveza artesanal "Los Colonos" y el queso “Puerto Octay”, también la mantequilla de "Puerto Octay"...
Caminando hacia el lago te puedes encontrar con más negocitos, en uno de ellos venden chocolate artesanal, con variados rellenos y esencias. Hay una vieja casona verde nilo desteñido, de dos pisos, con una galería y un cartel de un hotel con nombre alemán, (cuando vengas a verme podríamos arrancarnos a este lugar y pasar una caliente y tierna noche en este hotel. Imagino en la recepción a una vieja judío-alemana, con cara de sospecha, estirando su mano para recibir el dinero). Otra cosa linda de este pueblo es su biblioteca municipal ubicada en una casa de estilo alemán, restaurada bellamente, dando su frente hacia el lago. Por dentro es luminosa y muy acogedora: libros, música, (muchos temas brasileños), y computadores conectados a Internet... Mañana sin falta me voy al Terminal y tomo uno de los mini buses que van a P.O. Ahora me despido para dormirme con una sonrisa feliz, (de idiota), por lo que planeo para el día de mañana.

Querer es poder, así fue como pude realizar hoy mi antojo de ayer. Todo salió como lo pensé, incluso mejor por que me tocó un día radiante, campos inundados con bandurrias, queltehues... y lo mejor, pude ver en el camino de regreso una loica parada en un poste de alambrado, el sol de las cinco, muy inclinado por estas latitudes, iluminó el rojo exuberante de su pecho.



Cómo llegar a Puerto Octay


Cuando hay poco ahorro: