Y qué fue lo que ganamos?...

Mi vecina me saluda con la mejor de sus sonrisas, me resulta muy simpática, ella y su pintoresca familia, (parecen felices). Me la topo a menudo a mi regreso a casa. Voy a paso apurado, me esperan para almorzar, qué habrá de almuerzo?, hoy me toca hacer la ensalada... uf! Hola!, ella siempre feliz, con su cara pintada a lo pata Daisy, en su jardín de petunias, detrás de la verja de madera. Su esposo relajado llega en auto, ella le abre el portón... yo ya los he dejado atrás con mi neurótico paso, (si todo sale rápido, podré tirarme en la cama por unos 10 minutos, estoy hecha polvo). En la noche vi algo de noticias: “el trans Santiago”, (mi vecina debe estar viendo también las noticias, con su cara sonriente, abrazada a su marido, los niños por ahí dando vuelta), por la pantalla pasan los rostros angustiados, casi llorosos, de cientos de mujeres que tardan en llegar a sus hogares, después de una larga y dura jornada laboral. He descansado diez minutos, a la ducha, a la cama, mañana temprano al trabajo, no doy más con esta rutina de mujer moderna, la mujer super en la pega, en la casa, como madre, en lo social, en la cama... admiro a esas que se quedaron en el pasado doméstico de mujer casada, dueña de casa, esperando en la puerta a los niños y al marido, con su cara bien pintada y su sonrisa coquetona... en qué minuto perdimos ese paraíso?!!!....